Inolvidable resulta no recordar en aquellos lejanos años ochentas, después del tremendo fracaso de España ´82 y viviendo días turbulentos en Chile, ver el debut de la nueva selección al mando de Luis Ibarra.
Se venía la Copa América de 1983 y Chile tenía que prepararse porque tenía como rivales a Ecuador y el siempre complicado Uruguay. Es por ese motivo que se hicieron partidos de preparación contra Bolivia y Perú.
Jorge Aravena ya era un destacado volante ofensivo que brillaba en Universidad Católica. Su potente zurda ya tenía fama y fue en aquellos partidos donde se consolidó como uno de los más importantes ejecutores de tiros libres de América.
Su apodo de “Mortero” se inicia en los comienzos de su carrera cuando jugaba en Deportes Naval, cuadro que le permitió ganar experiencia y después de su paso por Católica emigró al Real Valladolid de España, luego vistió la casaquilla de Deportivo Cali de Colombia y finalmente fue en Puebla de México donde quizás alcanzó sus mejores años como futbolista.
La madurez y el tiempo que le dedicaba a los tiros libres, hizo de Jorge Aravena no sólo un jugador que le pegaba muy fuerte al balón, sino que le fue agregando efecto y lo hizo ser considerado uno de los ejecutantes más importantes de todos los tiempos en Chile. Él decía que su secreto estaba en número de calzado… 36.
Con la Selección Chilena le tocó jugar dos clasificatorias para México ’86 e Italia ’90, pero nunca pudo jugar una Copa del Mundo. Por la Roja convirtió 22 goles en 36 partidos (entre 1983 y 1990), lo cual lo encumbraron al 5to goleador histórico.
Pero indudablemente su gol más recordado, es el llamado “Gol Imposible” que le hace a Uruguay en el Estadio Nacional en 1985.
Una vez retirado inició su carrera como técnico de Audax Italiano, Santiago Wanderers, Everton, Palestino, Santiago Morning, Puebla de México, Selección Chilena Sub-17 y Cobreloa, con suerte dispar en cada institución.
Palmares:
Fue campeón con Universidad Católica y goleador de la Copa Polla Gol en 1983. Campeón de la Copa República en 1984 (ambas copas similares a la posterior Copa Chile).
En la temporada 87, se convierte en el máximo anotador del fútbol colombiano.
Para la temporada 1989/90, se tituló campeón de Liga y Copa en México, además hasta hoy es considerado el más grande futbolista en la historia del Puebla.